La novia, la línea y el mar
Uruguay 2020. Exposición en Restaurante Enriqueta.
Curaduría: Jimena Freire.
Medio: Collage y pintura sobre lienzo impreso.
Aproximarnos a la obra de Cecilia Rivero significa abrir una ventana hacia su universo familiar. Una suerte de búsqueda de pareceres y diferencias en el linaje femenino que la precede y del cual es parte se revela en sucesivas series de retratos y autorretratos.
En el reiterado registro de ese rastro, esa huella genética que también es afectivas sociocultural, se expresan dos inquietudes recurrentes en su creación. Por un lado la interrogante sobre lo que reconocemos como femenino, la herencia sus límites y sus representación. Por otro la imposibilidad de permanencia del ser y la inexorables condicionó de pasado que cumple en cada retrato fotográfico en cada intento de registro.
En la obras seleccionadas para estar muestra la búsqueda se vuelve sobre sujetas anónimas. Aquí el origen del archivo es incierto: desconocemos las circunstancias que dieron lugar al retrato original, las vicisitudes de sus biografías. Nos provocan, sin embargo, una familiaridad que podemos atribuir a la forma en que fueron representadas. Cuando la figuración se basa en la fijación de detalles en común y en sus estereotipación, el restallado es la negación de la singularidad - el sujeto representado es percibido como superfluo, prescindible. Cecilia nos presenta una modificación de este archivo donde su trazo interviene para omitir, realzar, obstruir. El resultado niega el arquetipo de pasar desapercibido, algún tipo de aposematismo humano.
Curadora: Jimena Freire.
Fotos: Emilio Echeverría.